En el mes de Julio del año 1966 se disputaron en Ferrol los campeonatos de Galicia de tenis. Tras una semana de competición, en un mismo día se disputaron consecutivamente y a lo largo de unas cuantas horas cuatro finales: individual absoluto, individual junior, dobles absolutos y dobles junior. En las cuatro participó Fernando Rey Tapias, jugador del Club de Campo de Vigo, y las ganó todas. Un logro único y no sólo en el tenis gallego.

Fernando Rey (Vigo, 1948) tenía entonces dieciocho años y a aquellos títulos se sumarían posteriormente otros hasta llegar a los 25 de campeón gallego que acumuló a lo largo de su trayectoria como tenista.

Y también vendrían los cuatro de Squash, nuevo deporte en el que fue pionero cuando llegó por estos lares. Asimismo como campeón absoluto de Galicia.

COMO PORTERO DE FÚTBOL TUVO UNA ENORME PROYECCIÓN FRUSTADA POR UNA LESIÓN DE RODILLA

Al año siguiente de aquella hazaña tenística, en la temporada 1967-1968 fichó por el Real Club Celta de Vigo, por entonces en Segunda División, cuyos técnicos habían seguido su evolución como portero del Rápido de Bouzas siendo juvenil y al tiempo que triunfaba en tenis.

Al principio como suplente del recordado Ibarreche, cuando le llegaron las oportunidades tuvo extraordinarias actuaciones con el Celta, estando considerado uno de los mejores porteros jóvenes de España, al que se le pronosticaba un brillante futuro; pero en la segunda temporada con el equipo se lesionó y llegado el momento de renovar la directiva del club no quiso atender sus demandas, que eran no sólo económicas, también de atención médica para su rodilla dañada. Y es que en aquellos tiempos el fútbol profesional era muy diferente: los jugadores soportaban un régimen basado en un ´derecho de retención´ al final del contrato, para cuya aplicación bastaba con una subida de sueldo del diez por ciento. Y de no ser aceptado este incremento los clubs podían prorrogar uniteralmente los contratos por tres años. Una barbaridad.

Total, que Fernando tomó la decisión más cabal en su caso: abandonar el fútbol profesional para irse a estudiar Ciencas Económicas a Santiago y fichar, ya como aficionado, aunque con prometidas compensaciones después incumplidas, por el Compostela.

En sus años universitarios y mientras seguía acumulando títulos de campeón gallego de tenis, los equipos de fútbol de Galicia se lo rifaban: jugó en el Lemos, en el Arousa y en 1977 fichó por el Pontevedra. Al año siguiente, en 1978 los jugadores gallegos lo eligieron su representante en la recién formada Asociación de Futbolistas Españoles (AFE), nacida aquel año para defender los derechos de los jugadores y gracias a la cual los futbolistas terminaron por obtener considerables mejoras en las condiciones de sus contratos tras convocar una sonada huelga.

En 1979, con treinta y un años, se despidió definitivamente de los campos de futbol.

ENTRENADOR, MANAGER, EMPRESARIO Y UN EXITOSO PROGRAMA DE TELEVISIÓN

Siguió compitiendo en tenis, claro, porque este deporte era y es su vida, dedicándose a entrenar a prometedoras jóvenes figuras gallegas que llegaron a alcanzar ránkings internacionales, como Oscar Burrieza, Lourdes Domínguez o Tamara Aranda.

Fue también director deportivo del Club de Campo de Vigo y del Aero Club de Santiago, entre otras actividades relacionadas relacionadas con el tenis y con el squash.

Un momento de inflexión llegó cuando se hizo cargo de un espacio que fue estelar en la antigua Televigo: su programa de entrevistas Peloteando.com, por el que pasaron destacadísimas figuras, incluyendo a Johan Cruyf, aunque no únicamente relacionadas con el deporte, también empresarios y políticos, alcanzó nada menos que las 600 semanas en pantalla siempre con unos muy elevados índices de audiencia.

Y es que a Fernando Rey también le tira el periodismo, por eso colabora de manera esporádica con La Voz de Galicia con artículos sobre tenis internacional. Y en 2014 su trayectoria deportiva fue premiada por la Xunta con una Distinción al Mérito Deportivo de Galicia. Muy justificada; pero seguro que merecía algo más, ya que, aparte de lo mencionado, fue un verdadero caballero dentro y fuera de los rectángulos de juego. Al tiempo que, cuando hizo falta, un rebelde siempre con causa, un luchador duro cuando se trataba de defender sus derechos y los de sus compañeros deportistas.

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Fernando Rey es y será siempre un extraordinario deportista entre dos siglos, pues difícilmente alguien conseguirá en el futuro veinticinco títulos gallegos de tenis o de cualquier otro deporte.

Cuya trayectoria comenzó en el colegio de los Jesuitas de Vigo – pertenece a la destacada promoción de 1963, que también produjo otras figuras muy notables en diferentes áreas como medicina, arquitectura, abogacía, etcétera – donde, por supuesto, era el portero titular del equipo de fútbol. Pero no sólo eso: como además era un significado atleta, uno de aquellos años se proclamó campeón provincial escolar de 1.500 y 3.000 metros lisos.

Y ya para casi terminar, una singularidad: debido a su excelente técnica y gran capacidad de salto destacaba como extraordinario rematador de cabeza, faceta que practicaba en partidos informales en los que jugaba como delantero; y lo mismo, cuando le dejaban, en los entrenamientos. Hubiera sido un magnífico delantero centro, de los que meten un montón de goles tras saques de esquina y faltas laterales, a no ser que él mismo se desdoblara como portero, que entonces llegarían a la red pocos balones.

Y por encima de todo, una gran persona.

P.GÓMEZ

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